martes, 24 de abril de 2012

Lengua IV (Lunes 23/4/12)


Continuamos explicando el tema 5 del bloque 12, Literatura del s. XX (1ª). Resumen de lo explicado:

1.2. Temas e ideas

Se toman como referencia inmediata las formas de los tres principales movimientos estéticos e ideológicos que más influyen en la época: irracionalismo, simbolismo e impresionismo. A partir de ellos se desarrollará una serie de temas recurrentes, como la fantasía, el sueño, el misterio, la melancolía, la angustia, el amor, el erotismo, la evasión, la bohemia, el cosmopolitismo (veneración por París), el indigenismo, la crítica social y política, etc.
Sé convierten en símbolos modernistas aquellos elementos que representan la belleza más refinada: el pavo real, el cisne, el color azul (identificado con la poesía, etc.)

1.3. Lenguaje y estilo

Es importante el enriquecimiento que el Modernismo aporta a la lengua literaria, así como a las formas estróficas del verso castellano. La enorme voluntad de estilo de que los modernistas hacen gala lleva a éstos a una búsqueda desenfrenada por hallar las fórmulas expresivas más llamativas y audaces.
La lengua literaria se puebla de efectos sonoros (aliteraciones, onomatopeyas), imágenes coloristas, cultismos, sinestesias, y todo tipo de recursos estilísticos, que conforman un estilo brillante unas veces, delicado otras.

1.4. Desarrollo y expansión

La literatura hispanoamericana comienza a proyectarse hacia Europa y el mundo a partir del movimiento modernista. Ya los escritores románticos habían intentado, con gran esfuerzo, dar a conocer sus literaturas nacionales aunque chocaron con la incomunicación entre los distintos países americanos.
En su origen, el término modernista se aplicó con matices despectivos para designar a los que gustaban de novedades consideradas extravagantes, aunque poco a poco fue perdiendo ese carácter y pasó a significar un vasto movimiento cultural, artístico y literario, que trascendería países y épocas.
La proyección internacional del movimiento se debe al vate nicaragüense Rubén Darío.

1.5. El Modernismo en España (La Generación del 98)

Aunque los estudios literarios han distinguido tradicionalmente en España entre escritores modernistas y Generación del 98, lo cierto es que todos los autores de fin de siglo en los que se aprecia un deseo de renovación intelectual y estética, un interés por los problemas históricos y sociales de su país y de su época, pueden ser considerados modernistas, pues -como bien apuntó Azorín (el creador de la denominación “noventayochista”), el grupo está formado por todos aquellos que arrancan a escribir con ansias renovadoras y bajo el influjo de la moderna literatura europea.
Los rasgos que caracterizan al Modernismo español y que lo diferencian del hispanoamericano se basan en:
  1. El carácter regeneracionista de los intelectuales españoles de la época, el cual se desarrolla tanto en política como en literatura, impregnando la obra de autores como Unamuno, Azorín, Baroja, Valle-Inclán, y otros.
  2. La penosa situación política y social del país (guerra contra Marruecos, pérdida de las últimas colonias de ultramar, pobreza, analfabetismo, caciquismo, incompetencia de los gobernantes, etc.) que provoca en estos intelectuales y escritores una reacción pidiendo reformas claras y contundentes y una “revolución desde el poder”.
  3. Otro rasgo puramente español se produce en la síntesis entre cosmopolitismo (proyección hacia el exterior, otras culturas y países) y regionalismo (interiorización en la esencia española) de gran parte de esta literatura, como se muestra en el carácter andalucista, o madrileñista del teatro cómico de los Quintero o Arniches –respectivamente-, en la poesía de algunos autores como Gabriel y Galán, o en la prosa castellanista de Azorín o Unamuno.
El origen de la Generación del 98 (llamada así por el “Desastre del 98” en que España perdió sus últimas colonias en ultramar) arranca con un grupo de escritores españoles (“El Grupo de los tres” Azorín, Baroja y Maeztu) que tienen unas ideas comunes, y muestran su malestar ante la situación que vive el país; también su estética presenta rasgos comunes: el sentimiento de vacío existencial, el amor por el paisaje (simbolizado en las tierras de Castilla), la sobriedad en el estilo, el antirretoricismo, etc.
Por tanto, la nómina de autores españoles modernistas es muy amplia y acoge a un número muy variado de escritores de dos generaciones: desde los considerados precursores (Joaquín Costa, Manuel Reina...) hasta los llamados epígonos (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Ramón Del Valle-Inclán).

Tú me levantas, tierra de Castilla,
en la rugosa palma de tu mano,
al cielo que te enciende y te refresca,
al cielo, tu amo.Tierra nervuda, enjuta, despejada,
madre de corazones y de brazos,
toma el presente en ti viejos colores
del noble antaño.
Con la pradera cóncava del cielo
lindan en torno tus desnudos campos,

tiene en ti cuna el Sol y en ti sepulcro
y en ti santuario.
Es todo cima tu extensión redonda
y en ti me siento al cielo levantado,
aire de cumbre es el que se respira
aquí, en tus páramos.
¡Ara gigante, tierra castellana,
a ese tu aire soltaré mis cantos,
si te son dignos bajarán al mundo
desde lo alto!








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