2. El siglo XVII y el movimiento barroco: lírica, prosa y teatro
El siglo XVII
se define con dos rasgos: esplendor y decadencia. El esplendor artístico
del segundo Siglo de Oro se desarrolla en un ambiente de decadencia y
crisis económica. Con el término Barroco se designa esta época desde el punto de vista histórico y cultural.
En este siglo se
suceden los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, los tres
últimos reyes de la casa de los Austrias. Éstos delegaron las tareas de
gobierno a personas allegadas que alcanzaron grandes poderes (Duque de
Lerma, Conde-Duque de Olivares). Se produjo la expulsión de los
moriscos, la independencia de Portugal y sublevaciones en España
(Cataluña, Valencia…) y en el Imperio (Holanda, Nápoles…) El hundimiento
económico se agrava con las sequías, epidemias, malas cosechas, escasez
de alimentos y descenso demográfico. En 1700 se establece la nueva
dinastía francesa de los Borbones.
El Barroco se
caracteriza por una concepción pesimista del mundo: la realidad es
variada, cambiante y esconde la verdad bajo las apariencias. En medio de
este mundo se encuentra el hombre cuyo vivir es fugaz, incierto. La
persona siente angustia y soledad. Se crea un arte caracterizado por la
tendencia a la exageración y la artificiosidad con muchos recursos
estilísticos. Exceso de elementos decorativos, claroscuros buscando la
expresión original, singular y difícil.
Son muchos los grandes
escritores que cultivaron en el siglo XVII los tres géneros literarios:
lírica, narrativa y teatro. Sus obras no suponen una total ruptura con
el Renacimiento sino que representan una evolución con un resultado
distinto al de la etapa inicial.
En la lírica se
desarrolla lo culto junto con temas morales, filosóficos y patrióticos,
la brevedad de la vida, el apartamiento del mundo, las preocupaciones
religiosas, la decadencia de España. También se desarrolla una lírica
popular y tradicional, con villancicos, canciones y versos de arte
menor.
En este escenario aparece Luis de Góngora (1561-1627),
de familia noble, que se ordenó de sacerdote sin vocación. Su obra
poética es variada y creó un lenguaje poético rico, brillante y culto.
Se consagró a la poesía desde muy joven y tuvo fama de persona sombría
de carácter seco y orgulloso. Son famosos sus Romances y letrillas de
tipo tradicional con versos de arte menor, de tono humorístico, satírico
y burlesco. Dentro de su poesía culta nos encontramos sus dos grandes
poemas: la Fábula de Polifemo y Galatea y las Soledades, las obras más representativas del culteranismo, cuya lectura alcanza su máxima dificultad.
El culteranismo
es una modalidad del conceptismo donde se busca la belleza literaria a
través de un estilo complicado, oscuro, con un lenguaje y sintaxis con
hipérbaton y frecuentes alusiones mitológicas. Góngora es el máximo
representante.
El conceptismo
es un movimiento opuesto, ya que se basa en el ingenio asociando
palabras e ideas. Se busca la profundidad del pensamiento en la cual las
palabras adquieren sentidos distintos y multiplican sus significados.
Quevedo es el principal autor conceptista.
En cuando al teatro
barroco, partiremos de que el término comedia significa en este momento
obra teatral. El sentido de esta comedia nueva, que puede ser trágica o
cómica fue creado por el principal escritor Lope de Vega y continuada
por muchos escritores, fue principalmente ser representada ante un
público en los corrales de comedia, locales específicos para la
representación teatral. Las obras teatrales se dividen en tres actos
llamados jornadas que se corresponden con planteamiento, nudo y
desenlace de la intriga. Se mezcla lo trágico y lo cómico y curiosamente
las obras teatrales se escriben en verso, con gran variedad de medidas y
estrofas, adecuando siempre el lenguaje a los personajes que
intervienen.
Félix Lope de Vega (1562-1635),
de vida muy agitada se dedicó plenamente a la literatura, y fue autor
de una gran producción literaria. Su éxito popular fue arrollador, pues
comprendió cual era el gusto del público e inició la revolución teatral
de la comedia barroca. Entre sus títulos más famosos abundan dramas
sobre el uso injusto del poder y conflictos de honra, inspirados en
temas legendarios, legendarios o populares: Fuenteovejuna, Peribáñez y el comendador de Ocaña, El caballero de Olmedo y El mejor alcalde, el rey, entre otras.
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Tomando ocasión de la muerte del Conde de Villamediana, se burla del Doctor Collado,
médico amigo suyo
Mataron al señor Villamediana.
Dúdase con cuál arma fuese muerto:
quién dice que fue media partesana;
quién alfanje, de puro corvo tuerto;
quién el golpe atribuye a Durindana,
y en lo horrible tuviéralo por cierto,
a no haber un alcalde averiguado
que le dieron con un doctor Collado.
Mataron al señor Villamediana.
Dúdase con cuál arma fuese muerto:
quién dice que fue media partesana;
quién alfanje, de puro corvo tuerto;
quién el golpe atribuye a Durindana,
y en lo horrible tuviéralo por cierto,
a no haber un alcalde averiguado
que le dieron con un doctor Collado.
(Luis de Góngora)
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